martes, 26 de octubre de 2010

Despertar

Mirando una casa en el parque vi tu sombra, columpiándome en el columpio-rueda vi tu cabello, acercándome tras los arbustos vi tus ojos, aquellos ojos.

Al instante me quedé congelado, tu te giraste y me disparaste con la mirada, no podía haber peor proyectil que aquel que se salió de tu rostro, notaba algo de desprecio y una pizca de superioridad; afortunadamente pronto sacaste aquella flecha de mi cuerpo ya moribundo y dibujaste una sonrisa.

Te acercaste cual cazador a su abatida presa, nunca olvidare aquellos instantes, esos pasos acercándose y tus ojitos mirando con curiosidad a aquel hombre extraño y entrado en años que interpretaba una dolorida muerte en aquel escenario creado por la naturaleza.

Agradecí tu mano, tus caricias, tus palabras; atrapado  por aquel hechizo que ni la más malévola de las brujas era capaz de conjurar.

Un abrazo, eso lo rompió todo, tu cuerpo se fue desvaneciendo entre mis manos, aquellos ojos... se apagaron; una potente linterna desde el fondo lo iluminó todo completamente, desperté.

No quiero volver a soñar jamás, le dijo aquella mañana a su querida esposa.

No se juega con las ilusiones ni los sentimientos, noche tras noche dormía con el deseo de volver a ver esa melena acercarse en su ayuda; tras cuatro meses y medio del suceso la vio, y deseo vivir aquel sueño eternamente, así sucedió.

No hay comentarios: